Cuba y Miami colapsaron con la noticia de la liberación bajo fianza de Luis Posada Carriles... http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=27198
Venezuela y la izquierda latinoamericana, así como los simpatizantes de Castro andan también al borde del ataque de nervios. Y con Posada Carriles a mí me pasa lo mismo que con los Van Van, en esta ciudad es mejor no opinar de ninguno de los dos... como ya les he dicho nací y crecí dentro de la Revolución cubana y el nombre de Posada Carriles está invariablemente ligado a uno de los recuerdos más solemnes (por ponerle algún calificativo) que tengo de mi infancia: una noche fría de octubre de 1976 que estuve con mis padres durante horas haciendo una cola en la Plaza de la Revolución para entrar al Mausoleo donde estaban las cajas de los muertos de aquel avión de Cubana de Aviación que explotó en pleno vuelo y donde murieron 73 personas, muchos de ellos eran los jóvenes del equipo de esgrima cubano. Recuerdo las fotos en blanco y negro sobre los ataúdes, los familiares llorando calladamente sentados en sillones y las grandes coronas de flores. Pero sobre todo, recuerdo el silencio que pesaba y la furia de mis padres. Después pasaron los años y la prensa oficialista de Cuba se encargó de sacar artículos de prensa y programas completos de televisión y radio donde constantemente afirmaban que Posada Carriles era uno de los autores intelectuales del atentado terrorista contra el vuelo de Cubana de Aviación de octubre de 1976. Incluso el libro "Pusimos la bomba... ¿y qué?" de la periodista venezolana Alicia Herrera fue todo un bestseller no sólo en la Isla sino en mi casa donde todos sin excepción lo leímos por mandato divino... digo mandato paternal... y además, lo sometimos a discusión. Así poco a poco para mí, Luis Posada Carriles fue el sinónimo de la explosión de aquel vuelo de Cubana hasta que llegué a Miami y descubrí la otra versión de la historia: donde los viejos cubanos de la Calle 8 lo veneran como un héroe de la guerra anticastrista, como un cubano ejemplar y como uno de los símbolos de oposición al tirano Castro. Las dos caras de Posada Carriles empezaron a convivir conmigo entrando por momentos en contradicción entre ellas hasta que un día y después de un acalorado debate con un compañero de trabajo sobre si Posada Carriles era un terrorista o no, decidí no comentar públicamente sobre el viejo para no exacerbar los ánimos patriotas de los viejos cubanos del Versailles. Y nada, ahora que Posada Carriles vuelve a hacer noticia con su liberación bajo fianza, irremediablemente recuerdo aquella noche de octubre de 1976 y sobre todo las caras en las fotografías de los muchachos del equipo juvenil de esgrima, muy jóvenes todos para morir. Es que aunque ahora esté del otro lado del charco, no sólo en posición geográfica sino también ideológica, igual sigo pensando que ninguna causa amerita la matanza de inocentes, y aunque apoyo todo lo que ayude a destruir el gobierno de Fidel Castro, no apruebo los actos terroristas de ningún tipo que dañe a civiles vengan de donde vengan, aunque debo reconocer que igual ya no cuestiono si Posada Carriles puso su mano o no en aquellas bombas que explotaron en pleno vuelo del avión de Cubana porque como dije al principio: en Miami Posada Corrales es como los Van Van que se escuchan pero de ellos no se comentan para que nadie se moleste... digo yo.