jueves, 25 de agosto de 2011

Chin chin chin, la lluvia... jodió!!

Odio los días de lluvia. Y por lo general, me los paso maldiciendo porque me mojé con el agua fría, se me ensuciaron los zapatos o la ropa, el tráfico es insoportable, y manejar por el "espresguey" puede ser mas estresante que traer de vuelta al Atlantis en su último vuelo al espacio. Para colmo, los días de lluvia son los días que mas ocupaciones tengo, y esa imagen idílica del vinito, el queso, la película y la cama, es solo eso, una puta imagen idílica.
Para colmo, Hollywood no coopera para nada, porque excepto "Cantando bajo la lluvia", no recuerdo una sola escena que la lluvia no venga asociada a tristeza, entierros -los de oficiales muertos son las mejores escenas de entierros con lluvia y paraguas negros-, rompimientos, abandono, decisiones fatales, asesinatos, el tipo que viola en la carretera, el motel de la muerte, la salida de Drácula, la trinchera y el frente de guerra; y si viene con una escena de despedida en el aeropuerto, pues ya tengo pa rato: ¿por qué a quién coño se le ocurre romper con todo y escapar en un avión justo cuando mas llueve? Eso queridos, es una sugerencia al suicidio. Y es que desde que Hollywood descubrió que el agua es super fotogénica, pues ya saben, en todas las películas hay su escenita de lluvia y drama. Y después quieren que uno le encuentre el romanticismo y el lado bueno a la lluvia.
Igual no es que me haga mucha ilusión vivir en el desierto, lejos de todo vestigio de lluvia. Realmente andar envuelta en mil trapos, bebiendo té de menta caliente al mediodía que me dispara la acidez estomacal, y estar trepada a un camello apestoso bajo el sol, no es que me motive mucho aunque lea "Las mil y una noches" todas las semanas, y me ponga en vena "Aladdin" de Disney todas las mañanas. Además, soy alérgica, y tanto polvo y alfombras me harán adicta a los antihistamínicos, y después termino en una clínica de rehabilitación por estar colgada a las pastillas. Así que no queda de otra que seguir a cuestas con el clima tropical húmedo.
Y eso que no hablo de los días de lluvia en Labana, porque sino aquí mismo empezamos todos a llorar. Porque basta que caigan dos o tres goticas, y tenga el día medio raro como hoy, y automáticamente se me posa el maldito gorrión en el hombro, y no se va ni a trapazos. Junto con la lluvia, Labana me cae gota a gota sobre la cabeza, y ahí viene todo de golpe: los aguaceros de mi infancia donde le rogábamos a mi madre que nos dejara salir a bañarnos bajo la lluvia; mi casa del Cerro y las goteras; encerrada en mi cuarto escribiendo o leyendo porque con esa lluvia, ¿quién sale?; correr entre los portales cuando el chaparrón te agarra en el medio de la calle; el Coppelia cerrado que parecía una novia abandonada en la Rampa; los amigos reunidos tomando ron y fumando en casa de alguien, esperando que pasara el aguacero; las tandas seguidas en el cine viendo cualquier película pa hacer tiempo a que escampara; los planes de la salidita del sábado desbaratados porque en Labana cuando llueve, no hay ni guagua; el juego de pelota suspendido por lluvias y mi padre amargado porque jugaba Industriales; mi madre lanzando frases de esperanza de que escampará pronto porque parece que es una nube pasajera, aunque llevara lloviendo dos horas seguidas; mi abuela protestando porque no hay huesos que resistan con tanta humedad y porque la única sabana buena, se le va a podrir con tanta agua; la lluvia, la lluvia, la lluvia... nada, que definitivamente ni romanticismo, ni lado bueno, la lluvia es una maldita!!
Y aunque Carola me consuele enumerando las bendiciones de la lluvia, como que las plantas comen con la lluvia y crecen, el carro se lava un poco, las calles se limpian, los patos del lago están felices revolcados en medio del parqueo, las flores se ven mas bonitas y sale el arcoiris después, y hasta intentó conmoverme asegurando que al fin los niños pobres de África tenían agua porque estaba lloviendo, mom!!! Y yo para no frustrarla, desistí de explicarle que esta lluvia sólo esta cayendo aquí, en Miami, y que los niños africanos siguen jodidos esperando la ayuda de las ONG y de la ONU. A pesar de todo eso, y que también intento una mezcla de agua, pienso y cianuro pa matar al gorrión posado cerca de mi nuca y así mejorar el humor que me deja esta maldita lluvia, a pesar de todo eso, sigo odiando los días de lluvias.
Una buena amiga, preocupada por mis recientes humores diarios, me asegura que "mañana va a ser mejor", y yo recuerdo a mi difunto padre y sus sentencias de que "nunca es mas oscuro que cuando va a amanecer", y "siempre hay una luz al final del túnel", -yo agregaría "siempre que llueve, escampa", y además, tengo que dar gracias a Dios que no vivo en Macondo-, y recuerdo que mi padre se murió y la luz mas larga que vio en toda su vida fue la del Morro, porque aquella Isla siguió después de su muerte en la mierda económica, el Plan Energético por el cual tanto luchó sigue siendo una cínica quimera, y el régimen pal que trabajó tantos años a costa de su vida, está mas apuntalado y remendado que un solar de Labana Vieja, de esos que con sólo mirarlos pueden caerse, pero que igual no se caen y siguen en pie pa disgusto del barrio y de sus inquilinos.
Mientras tanto sigue lloviendo y yo estoy a full en uno de esos días raros, por eso aprovecho que por primera vez llueve y no tengo mucho que hacer en la calle, me preparo un té negro cargadito de tequila, escucho a "Las Niñas" y su preciosa canción "Llueve", -que pa algo debe servir la música-, desecho la idea de contestarle a mi buena amiga de que mañana no será mejor, porque Irene va a estar jodiendo cerca de Florida hasta el domingo, y el pronóstico del fin de semana tiene mas grises que una escena de cine silente, y mas agua que la Presa de las Tres Gargantas en China. Intento por última vez ahuyentar este gorrión desplumado, viejo y rencoroso que me estrangula con la nostalgia, y escribo: "odio los días de lluvias". De todas maneras, igual hay que odiar algo en la vida, sino nos desequilibramos en nuestro eterno Yin/Yan, y nos perdemos la oportunidad de la reconciliación y el perdón... digo yo.

1 comentario:

  1. me encantan los dias de lluvias cuando los descrives tu jajjajaj , buenisimo

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