Trascendido los vinos, nos embarcamos al rescate de la Tremble perdida entre martinis secos con muchas aceitunas que vacila la nota alta de un piano en su rincón favorito de Lincoln Road, mientras desde la penumbra de una banqueta de bar, su torito manso intenta aplacarla, pero a esa hora y con altos niveles de alcohol, ella se desboca mientras nosotros nos cagamos de la risa. De madrugada, botados sin perdón del bar que ya estaba cerrando, chocamos contra la pizza rústica, tardía pero agradecida. Después, por obra y gracia de una camioneta roja que sigo, termino desnuda entre los brazos de un ¿niño prodigio? que presume de aprendizaje autodidacta. Desde mi posición: vista panorámica de un lago de Jayalia tras ventanas sin cortinas, palomas encerradas arrullándose, almohadas carmelitas, mármol negro, y las buenas habilidades del ¿niño prodigio? de ojo, manos y boca, -y entiéndase que hablo de arte, de habilidades pa la fotografía y la música-. Excusas en inglés, reinvidicaciones, un degustado sabor a "gueiroreit" y amanecemos disertando sobre la pésima cronología de la Biblia. ¿Por que será que los espíritus libres inquietos terminan revolcando el sexo y la religión? Niño prodigio... y creo que justo ahí comenzó la conversación entre el Joe y yo, cuando ayer almorzábamos en un sushi buffet y él realizaba sus experimentos de mezclar arroz frito, papas fritas, "chiquen noguet" y pescado crudo aderezado con salsa de soya baja de sal, y le comenté que existe un pintor turco, ciego de nacimiento, apellidado Armagan, que pinta "espacialmente" objetos cotidianos. ¿Recuerdos de una vida anterior de vidente, ensoñaciones sembradas de la mano de Dio, o destellos coloridos de un cerebro superdotado que muta aceleradamente hacia una nueva percepción de los invidentes? No sé, pero nos enfrascamos en una tertulia sobre mentes extraordinarias y le prometo "guglear" al turco y colgárselo en su muro del cibersolar. Como lo prometido es deuda, amanezco enganchando a Armagan en el muro del Joe, pero como no sé ponerle fin a los temas que me disparan la curiosidad, termino apropiandome de su cibersolar y lo invado con otros ejemplos de niños prodigios, mentes extraordinarias...
Mientras me ducho reflexiono, -porque ya he dicho que es uno de mis sitios favoritos de reflexión-, sobre los niños prodigios y los sentimientos encontrados que tengo sobre ellos. Por un lado el ego de madre orgullosa me brota y me tienta la idea de engendrar un prodigio, pero por el otro me sale mi lado exageradamente práctico que me dice que los niños prodigios son inadaptados sociales, fenómenos desfasados que acaparan demasiada atención de los medios de comunicación como si fueran monos de feria, mentes superiores que pa ser comprendidos solo pueden interactuar cual lobos solitarios, con un circulo muy VIP: otros prodigios y los investigadores curiosos que quieren diseccionarlos pa saber cual es el mecanismo del muñequito que los hace decir: "hola... mamá... quiero leche... tu eres muy linda". Niños prodigios que no encuentran su sitio en esta sociedad-manada que vivimos y que día a día trabajan sin cesar porque su mente no descansa y los llevó a "quemar" etapas, a crecer aceleradamente entre libros, presentaciones, investigaciones y adultos estudiando en la universidad. Pienso en Carola y me conformo, me dejo embargar por la serenidad de tener una niña muy inteligente pero normal, que aunque me sorprenda con parlamentos demasiado maduros pa sus 8 años y logre analizar difíciles situaciones cotidianas que la vida le pone en su camino, puede disfrutar de los pequeños detalles de la vida, esos que te llevan a jugar a la pelota con tus amiguitos en el recreo, ver Disney Channel sin control, o simplemente dibujar por horas encerrada en su cuarto, mientras la escoltan sus "monster jai dols" desde la casita de Barbie.... doy gracias a Dio por Carola... una vez mas, y pido que crezca sana cual espíritu libre inquieto como su madre y que encuentre en la vida muchos amigos similares a ella que le potencien su mente extraordinaria!!!
Con estos pensamientos, salgo a callejear mis asuntos y la tarde termina saboreando un frapuchino mocca nuevamente con el Joe. No sé como comenzó la conversacion, seguro sobre fotografía y su insistencia en que me compre una cámara profesional, y caemos nuevamente en los niños prodigios, mentes extraordinarias, seres inadaptados, especímenes raros que nos rodean y que pululan en este Mayami entre el mundo anglosajón Barbie-Ken y el espacio cubiche que defendemos a capa y espada... niños prodigios que me hacen repetir continuamente "me gusta como piensas", mientras texteamos sobre la similitud fálica de una palanca de freno que puede romper diques piernas abajo mientras su cerebro se ocupa en descifrar sexies jeroglificos cibernéticos... niños prodigios que exigen una revancha sexual en su escondite frente al lago de Jayalia, y que a veces, gracias a Dio, disfrutan de los pequeños detalles de la vida, esos que los llevan a saborear un trago de colores en Blue Martini mientras flirtean con la tetona de turno, a ensordecer oídos con su turbo camioneta roja, a tocar el saxo en una iglesia cristiana, o simplemente a desnudarte a besos cualquier noche de viernes... niños prodigios, que como dije me crean sentimientos encontrados, pero que igual me hacen agradecer a Dio por ellos, porque existiendo e interactuando con nosotros espíritus libres inquietos ya envejecidos, nos ponen las neuronas a mil y nos alejan del Alhzeimer!!... digo yo.
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