y porque this time is the last time
“Quiero templarte, y que
seas todo lo puta que siempre fuiste y no serás nunca más, salvo conmigo.”
Escribiste como una sentencia y cada letra rodó por mi espalda al leerte, como
gotas calientes hasta mis nalgas. Porque yo también quería templarte en esta
tarde hirviendo en mi sangre desde que te vi desnudo tras el cristal, desnudo
sobre esa silla donde te recuestas a mirarme, a mirarme, y a imaginarme.
Desnudo sobre esa silla que es nuestra confi
dente cada noche cuando nos
contamos los avatares del día, los sueños, los deseos y queremos traspasar la
distancia para extenuarnos las ganas a mordidas, dedos y lenguas. “Esa es la
idea!!! Que adonde mires, yo aparezca!!!” Seguías escribiendo mientras
contábamos los días, las horas, minutos y segundos para vernos por primera vez
después de 24 años de aquella columna testigo de nuestras confidencias y
arrebatos. “… yo ando con unas ganas de enamorarte tremendas!!” Y yo de vuelta
enmudecida, sólo podía escribirte “(…)”, volviéndose el código de silencio que
te confirmaba que lograbas callarme, con las manos sobre la cara, los ojos de
vaca abiertos de la sorpresa y la emoción, pegadita a la cámara mirándote fumar
ansioso sobre esa silla donde te recuestas a mirarme, a mirarme y a imaginarme.
“Es tremendo!! Es como si hubiera estado deseándote por 25 años y ahora es
irresistible!!” Y lo era, definitivamente lo era.
Podía cerrar los ojos y
verte semidesnudo contra la columna en la oscuridad. Abría los ojos y te veía
desnudo frente a mí, sentado en esa silla donde te recuestas a mirarme, a
mirarme y a imaginarme. Podía cerrar los ojos y todo desaparecía como dijiste
un día, pero me obligaba a abrirlos porque el deseo crecía desde la punzada
vaginal y me trepaba por las ansias en una adicción que nos llevaba a enviarnos
textos: “estas?... Quiero verte mi negro!... podré verte 5 min antes de que te
vayas mima?” Y nos veíamos, y nos imaginábamos los olores, los sudores, los
manoseos, las salivas, las humedades contra nuestras sillas frente al cristal
computarizado. Y después nos descorazonábamos por no tenernos, por no tenernos,
y la puta distancia sonreía en su triunfo de alejarnos, de cansarnos las ansias
en vacíos de manos, lanzando las humedades al suelo, a la pared, entre nuestros
dedos, al infinito de la nada. Necesitábamos la carne, romper la irrealidad de
la virtualidad.
Me persigné como siempre
que el avión despega. Todo fue una locura, pero aquí estaba dispuesta a andar
esta distancia de 24 años y 4136.68 millas como me googleaste un día. Todo fue
una locura. Sin darme cuenta volaba hacia ti, justo el día de cumpleaños de mi
difunto padre. Luna creciente. Todo fue una locura, pero cerraba los ojos y te
veía semidesnudo contra la columna en la oscuridad, te veía desnudo frente a mí,
sentado en esa silla donde te recuestas a mirarme, a mirarme y a imaginarme, y
la punzada vaginal me crecía con alas desde el corazón, ese órgano raro que se
ve mejor en dibujitos que en fotografías. Ese órgano raro que me ahogaba cada
vez que te miraba por el cristalito que me ahoga desde aquella columna hacia el
cielo, desde el día que te descubrí en el cibersolar y te escribí ¿eres tú?,
desde aquella tarde que me enviaste un privado asegurándome que era yo la mujer
deseada y que me buscarías me metiera donde me metiera y estuviera con quien
estuviera, que llegarías, algún día llegarías a tocar mi puerta,
definitivamente. Y mido tu intensidad desespero por la mía. Me desespero, mi intensidad.
Todo fue una locura. ¿Fui la última en salir? Quizás, porque tu desesperación
revolucionaba el aeropuerto y tu abrazo revolucionó mi cuerpo con aquel beso de
24 años como pusiste en el cartel. Un beso y abrazo que terminó 5 horas después
los dos extenuados, sudados, adoloridos, hambrientos, pero sin ganas de
despegarnos. Tú dentro de mí, dentro de mí, dentro de mí, dentro de mí. Tú… mi
Tu beso de 24 años se fue
conmigo, esa mañana cuando me despediste dándome la espalda, simplemente
dándome la espalda en aquel aeropuerto frío para que no descubriera la angustia
en tus ojos, para que no me derramara en los míos a través de la angustia en
tus ojos de mi intensidad desespero. Te despediste dándome la espalda para
reencontrarnos nuevamente tras el cristal y con ese camión de millas de
distancia entre nosotros que nos mantiene las ansias de templarnos real
hirviendo en la sangre. Ese cristal que provoca este juego de andar pegaditos a
la cámara, este juego de cerrar los ojos y te veo semidesnudo contra la columna
en la oscuridad, los abro y estás desnudo tras el cristal, desnudo sobre esa
silla donde te recuestas a mirarme, a mirarme, y a imaginarme. Desnudo sobre
esa silla que es nuestra confidente cada noche cuando nos contamos los avatares
del día, los sueños, los deseos y queremos traspasar la distancia para
extenuarnos otra vez, las ganas a mordidas, dedos y lenguas por 5 horas en tu
cama mientras las paredes retumban con nuestros gritos y ni siquiera “Y si
volviera” de Ramoncito Valle logre calmarnos. Ni siquiera.
Y el desespero intensidad te
extenúo, descorazonado como dices, sin proyectos en tu vida, volviéndonos irreales
e inalcanzables. La puta distancia te venció, puta distancia que ahora ríe vengativa
con los harapos de tu esperanza entre los dedos, enarbolando tu cobardía como
bandera. Una vez más tu cobardía de recogerte lobo estepario en tu madriguera
cuando el viento invernal destiempla los corazones más valientes. Por segunda
vez en 24 años, simplemente recogerte claudicado y doblegado. Recogerte. Lobo
estepario recogerte. Una vez más dejándome a la deriva sin importarte.
Recogerte y cierro los ojos, y recuerdo como lloro de cara al sol de mi balcón
donde no te tenía, donde mi cama vacía me acogía cada noche para mostrarme,
mostrarte, desnuda en nuestra virtualidad, con mis tatuajes sangrando y
nuestros dedos apestosos de masturbaciones. Cierro los ojos y recuerdo como lloro
porque no te tenía, te demoras, no vienes, no voy y cada minuto adverso de
imposibilidades te descorazonaba en la irrealidad. Cierro los ojos y recuerdo
que gritaste a tu cuarto vacío ¿dónde está mi mujer, a ver, dónde está?
Enloquecías, una vez más enloquecías como hace 24 años atrás y simplemente, lobo
estepario, cerrabas tu madriguera, egoísta. Como hace 24 años, una vez más aunque te
grité que no voy a parar, que voy a seguir aquí, amándote con locura, no voy a
parar.
Cierro los ojos y recuerdo
tu texto “…la puerta está abierta. Entra, anda…” Y recuerdo que entré, te dije aquí
estoy, real, aquí estoy tu mujer, la única, tu mujer desde la Antigüedad que
espera a su hombre desde la Antigüedad, aquí estoy. Cierro los ojos y recuerdo
que no fue, no fue, no seguiste aunque yo Penélope intensidad de mi desespero te
grité que no voy a parar, por favor, no cerremos la puerta, no nos quedemos
ninguno de los dos fuera. No la cerremos. Te grité. “Esa es la idea!!!”
¿Recuerdas que lo escribiste? “Que adonde mires, yo aparezca!!!” ¿Recuerdas que
lo escribiste? No voy a parar, te grité. Cierro los ojos y recuerdo que aseguré
que el Universo no puede unirnos y separarnos tantas veces, no puede, a
propósito no puede. Es una señal. No puedes. No puede. Como no puedes
enamorarme con un beso de 24 años para cuando me despierta la certeza de que no
puedo vivir sin ti, vengas a desecharme por ser irreal en este desespero
intensidad, lobo estepario. No puedes, porque no puedes, porque esa no es la
idea. ¿Recuerdas que lo escribiste?
Cierro los ojos y recuerdo This time is the last time. ¿Recuerdas
que lo escribiste? Cierro los ojos. ¿Recuerdas? Cierro los ojos y ahora
entiendo lo que quisiste decir: la última vez. Es la última vez que lo hago,
ahora entiendo lo que significa. Cierro los ojos. Cierro el ciclo… the last
time... y nada puede aplacarme. ¿Recuerdas? La ira, nada puede aplacarme... the last time... cierro.
Del libro Exorcismo Final (Editorial Bokeh, 2014)
Del libro Exorcismo Final (Editorial Bokeh, 2014)
Mi querida Yovana,quisiera felicitarte por este maravilloso escrito.No me da verguenza confesarte que mis ojos se apasionaron tanto, que quisieron darte la bienvenida o tal vez el agradecimiento ,con una lagrima.Mi corazon te lo agradece mucho mas.Te quiero.
ResponderEliminarGracias Miguelito, gracias!! Yo también te quiero.
EliminarMi amiga, brillante! Te admiro, primero por la inteligencia de tu pluma y segundo, porque yo no sería capaz de escribir tan despojadamente. Eres una escritora completa.
ResponderEliminarGracias mi Tenchy, tú como siempre con una palabra afectuosa para todos!! Gracias por leerme y gracias nuevamente por tu comentario, besotes y bendiciones amiga!!
EliminarMuy bueno, intenso.
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